Voy a poner una música suave, le daré aroma al espacio y te invitaré a sentir.
¿Qué tal si bajamos las luces, cierras tus ojos y solo te dedicas a percibir la forma en que mis dedos van suavemente dibujando tus líneas, poco a poco recorriendo tu piel por los lugares más inhóspitos y secretos?
¿Suena riquísimo cierto? Cuando la monotonía llega, la creatividad se asoma y no queda de otra que salir corriendo a la caja de herramientas a buscar cualquier artilugio que haga de un momento común algo muy especial y diferente. Hoy hablaremos de las cosquillas, que desde tiempos remotos han funcionado como una poderosa herramienta al alcance de la mano – literalmente.
El Tickling
Como se le conoce en la jerga erótica, es el juego de seducir con cosquillas, está incluido en el manual de BDSM (Bondage, Disciplina, Sadismo, Masoquismo) y es una de las prácticas más antiguas asociadas a la estimulación de las zonas erógenas del cuerpo.
Recordemos que las cosquillas son la respuesta a los estímulos que activan la endorfina, responsable en el cerebro de la sensación de bienestar, felicidad, el goce y el placer.
Muy popularizado en los últimos tiempos, cuenta con un grupo de seguidores bastante amplios que lo consideran esencial al momento de iniciar cualquier encuentro.
Aunque generalmente asociamos las cosquillas a las caderas, la espalda, el cuello y los glúteos; el tickling invita a explorar las partes de nuestro cuerpo de una forma muy sutil y delicada tomando en cuenta zonas ricas en terminaciones nerviosas como los pezones, los labios genitales, el entrepierna, el rostro y los pies.
¿Cómo hacer tickling?
No existe una forma correcta o incorrecta de hacerlo, generalmente se utiliza la yema de los dedos para hacer desplazamientos suaves a lo largo de la piel, y es una práctica placentera para la persona que lo hace y para la que recibe, el truco está en descubrir los puntos débiles de cada uno para generar mayor placer y aumentar la intensidad de la estimulación.
Si quieres agregarle picante, intenta jugar con accesorios con plumas y texturas como las fustas, que se pueden combinar con otros juguetes como dildos y vibradores; también puede probar vendando los ojos y atando las extremidades para llevar al máximo la pasión y alcanzar orgasmos increíbles.
Toma Precauciones
El límite entre el placer y el desagrado, ¡es una línea muy delgada!
A lo largo de la historia, las cosquillas han sido consideradas una herramienta de tortura y dominación, debido a los altos niveles de ansiedad que pueden llegar a producir, así que asegúrate de consensuar con tu pareja y establece algún tipo de código que te haga saber su aprobación explícita o implícitamente.
¡Ten Cuidado! El cosquilleo excesivo se ha descrito como una obsesión sexual primaria y, en estas circunstancias, a veces se considera una forma de parafilia o perversión, por lo que en algunos casos la asumen como acoso sexual, así que es muy importante que te asegures de que tu pareja no asocie esta práctica con traumas del pasado que te hagan pasar un mal rato.
Refrescar la relación desde el juego y la experiencia, es muy importante para mantener ardiendo la llama, no permitas que la rutina arruine la conexión con tu pareja, dile ¡Fuera! A los tabúes y atrévete a probar nuevas cosas en la intimidad.
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