Una forma especial subirme el ánimo

La mañana de un martes de invierno, recibí un mensaje de Bianca diciendo que quería terminar conmigo. Esa misma tarde, luego de una discusión que duró horas, dimos por finalizada nuestra relación de 5 años. Días más tarde me enteré que Bianca había ido a Italia, para quedarse a vivir un tiempo. Aquello me rompió el corazón y estuve triste por muchos meses.

No obstante, mi relación con su familia no se deterioró en absoluto, en especial con la madre de Bianca, que siempre había demostrado un cariño especial hacía mí. Mi ex suegra y yo nos veíamos muchas veces al mes para hablar de cualquiera cosa, nos escribíamos con naturalidad e incluso llegué a pensar que me veía como un hijo más, hasta esa tarde de verano…

El calor era húmedo e insoportable, caminar en la calle era un infierno verdadero y las suelas de mis zapatos parecían derretirse sobre el asfalto a medida que recorría la avenida principal. Llegué a la casa de mi suegra totalmente bañado en sudor, ella me recibió en la puerta y me palmeó el hombro con cariño.

—Hombre, daté una ducha y refréscate —me propuso y acepté de inmediato.

Mientras el agua fresca caía sobre mi cabeza, me di cuenta por fin de las fachas con las que mi ex suegra me había recibido. Un short de pijama tan corto que dejaba entrever el final de su buen culo y una camisa de tirantes a juego. Vamos, que la madre estaba más buena que la hija y eso estaba haciendo que toda mi sangre migrara hacia mi entrepierna.

—Armando, te dejo esta toalla limpia aquí —dijo mi ex suegra entrando al baño y echándome una mirada— ¿Estas mejor?

—Sí, ya estoy bien — respondí totalmente apenado, intentando ocultar mi erección con las manos— salgo en un momento.

—Debes estar todavía muy decaído por la forma en que mi niña te abandonó —soltó de pronto la mujer, encerrándose en el baño conmigo— seguro que te has sentido muy solo.

No supe que responder mientras la miraba abrir la vidriera de la ducha y meterse dentro conmigo, haciendo que el agua le mojara toda ropa, erizándole los pezones y marcándole el coño.

—Déjame cuidar de ti — fueron sus palabras antes de empujarme contra las baldosas y tomar firmemente mi polla en sus manos.

Bombeó duramente mi polla mientras me besaba el cuello, parecía disfrutar de tener el control. De pronto, se puso de rodillas y me trago entero, haciéndome sentir que todo mi cuerpo estaba siendo chupado al interior de su boca. Su lengua era ágil y caliente, pero era su garganta apretada y profunda la que me hacía ver estrellas detrás de los parpados.

Mientras estaba de rodillas comiéndome entero me di cuenta que ya no pensaba más en Bianca cuando el placer enceguecía, ahora sólo podía pensar en mi ex suegra, con sus tetas erizadas y el cabello húmedo pegado a su cara, mientras sus manos y boca trabajaban con ganas.

Me corrí con un espasmo que pareció durar mucho tiempo y cuando volvió mi consciencia, mi ex suegra se encontraba desnuda frente al lavamanos, exprimiendo su ropa.

—Lavaré esto y tu ropa también, te dejaré un poco de ropa de mi marido en la cama —me dijo ella con total normalidad, aunque su mirada demostraba satisfacción— cuando te vistas, ven a comer algo a la cocina.

Desde ese día me convertí en la aventura de mi ex suegra y aun en la clandestinidad de nuestra relación prohibida, me sentí más satisfecho que a lo largo de 5 años de noviazgo. ¿Quién dijo que las suegras no son maravillosas?

 

FIN