Un crítico de cine aficionado

No sé qué tienen los hombres mayores que me gusta tanto. La textura de su piel, quizás, que se siente al tacto suave pero a la vez dura. La forma segura en que caminan y hacen las cosas, puede ser, además que te hacen sentir protegido. Aunque creo que quizás la razón por la cual me gustan tanto es por lo entregados que son cuando entran en tu culo o cuando quieren que entres en ellos.

Yo conozco la juventud, con mis veintipocos me siento un crío, y sé que mis contemporáneos, más que entregados, están desesperados. Los hombres de cierta edad, en cambio, disfrutan cada instante, cada segundo.

Aquí estoy. Ha terminado la película, Pieces of a woman. Él es un crítico, aficionado —creo que no tiene importancia como lo conocí— y supuso que me gustaría ver una película con él, en su apartamento —¿de casado, de soltero? Da igual, solo estamos él y yo—; tenía razón, desde el primer momento, esos pantalones apretados en la entrepierna me generaron un cosquilleo difícil de ignorar. Dada la trama de la película, supuse que no sucedería nada más, una copa de vino y ya está, quizás algún bocado algo. Aun así estoy impoluto, sin un solo pelo, ni adelante ni atrás, listo para dar o que me den.

Me pregunta si enciende la luz. No lo hagas, le digo. No tengo que decir más. Me levanto para besarlo; no tiene pelo en la cabeza pero si en el rostro. Me gusta la sensación que me produce su barba en los labios, en mi cara impoluta, me pica.

Besa mi cuello y va bajando. Me quito los pantalones y me siento para dejarlo hacer. Si quiere engullirme, tendrá que abrir mucho la boca. Aun así lo intenta, con calma y movimientos seguros, de arriba abajo, mientras me agarra.

Se levanta y se desnuda, yo me termino de quitar la ropa. Se pone en cuatro patas, en el sofá y me dice dónde está el lubricante y los preservativos.

Fóllame el culo con tus dedos, me dice.

Acaricio la zona, con los dedos lubricados, los paso alrededor, como una lengua. Entonces empiezo a entrar, poco a poco. Primero hasta la uña, luego más al fondo, hasta que entro por completo mientras él gruñe. Luego dos dedos, luego tres, hasta que me pide que sea yo.

Hago lo mismo. La punta, luego un poco más y luego más, hasta que entra completo. Entro y salgo, entro y salgo. Mas adentro, me pide. Subo una pierna en el sofá y la posición me permite empotrarlo en toda mi extensión. Ambos gruñimos y la velocidad aumenta. Se toca también y eso me excita. Quiero que nos corramos a la vez.

Se corre el primero, con fuerzas. No te detengas, me gruñe, no te detengas. Busco mi orgasmo y él no deja de frotarse. Ahora es mi turno, entro en toda mi extensión y que me invada la sensación, aunque falsa, de que me corrí dentro de él. Unos segundos después vuelve a correrse y me siento afortunado, nunca había estado con un hombre multiorgásmico.

Por eso me gustan los hombres mayores. Pieces of a Woman, un polvo, luego una copa de vino. Y si la noche continua y si llega otra noche, podemos ver otra película o podemos follar de nuevo.